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La íntima penumbra de la plaza de Capuchinos tomó más brillo por una sola noche. A la vera del Cristo de los Faroles, al que rodean cuatro de las pocas luces que caracterizan a uno de los rincones cordobeses más hermosos, habían crecido multitud de pequeñas velas, que llenaron la noche del olor de la cera y se cargaban de simbolismo en un día que para los que estaban allí era especial: el de los Santos Inocentes, a los que se velaban aunque físicamente no pudieran estar presentes.
Alrededor de un millar de personas había ido llegando a la plaza para participar en el II Encuentro por la Vida, que se celebra en el día en que la Iglesia recuerda a los niños que no nacieron por culpa del aborto. La Plataforma Cordobesa por el Derecho a la Vida, que reúne a varias asociaciones, convocaba un encuentro en el que puso de relieve el malestar que existe en una buena parte de la sociedad tras la aprobación de la nueva ley, considerada «una de las más radicales del mundo» por los manifestantes.
A la cita llegaron cordobeses durante toda la tarde, casi siempre tomando en sus manos pequeñas candelas. Banderas a favor de la vida y una discreta pancarta eran el único elemento extraordinario de una sobria concentración, donde eran mayoría los pertenecientes a asociaciones cristianas.
Estaba presente, por ejemplo, el vicario general de la diócesis, Fernando Cruz Conde, pero como un asistente más, sin tomar protagonismo alguno. Los asistentes no tuvieron que vencer este año a los elementos, como pasó en 2009 con la lluvia, y ni siquiera el frío que reinaba a las ocho y media de la tarde de un día de diciembre consiguió frenarlos.
La palabra fue muy importante en la cita, pero también la música. La joven cantante Puri interpretó ante la emoción de los presentes una canción compuesta por ella, titulada «Decidió». Era la historia de una joven que había abortado, presionada por su novio, y que siete años más tarde recordaba la vida que había truncado como una espina que nunca se terminaría de sacar.
La cita era, decían sus promotores, para defender el derecho a la vida «como el primero de los derechos» y para recordar a los niños que no nacieron, «las víctimas», y sin olvidar a «las madres, que sufren las consecuencias» de lo que hacen al acabar con la vida de sus hijos. El portavoz de la plataforma, Federico Díe, aseguró que se trataba de proclamar la defensa de la vida «como el don supremo» que recibe el ser humano.
No faltaron críticas a la ley promovida por el Gobierno socialista. De ella se reprochó que impone a la sociedad «la ideología abortista» y que elimina para las madres en situación difícil cualquier otra opción que no sea la interrupción del embarazo. «No hay apoyo suficiente para las madres jóvenes», afirmaron los representantes de Adevida, que recordaron cómo más de un centenar de mujeres acuden cada año a asociaciones como la suya para buscar ayuda con la que sacar adelante a sus hijos.
Ideología de género
La «ideología de género y el relativismo», son, según los manifestantes, los culpables de que haya salido adelante una ley en que se convierte en derecho, lo que antes tenía la consideración de delito.
Tampoco se olvidó la posición del personal sanitario, al que se conculca de forma notable el derecho a la objeción de conciencia. «Sólo se reconoce para los médicos y enfermeros, pero creando listas negras de profesionales», recordaron.
Fue una concentración marcada por el signo de la esperanza, por la certeza de que «tarde o temprano» desaparecerán este tipo de leyes. No en vano, la asociación Adevida aseguró que labores como la suya, donde se ayuda a jóvenes embarazadas y con niños pequeños que no tienen recursos, ha sido determinante para lograr que el número de abortos haya descendido en los últimos meses en España, como han atestiguado los datos. Un recital de villancicos a cargo del coro parroquial de Santa Rafaela María puso el broche de oro al acto.
Luis Miranda.ABC 29 de Diciembre de 2010.
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